miércoles, 2 de febrero de 2011

Elenita y la vida social en Canadá


15 días o más sin saber de Elenita. ¿Es normal esto? No, no lo es, pero es que nuestra amiga se está integrando en la vida canadiense. Ahora tiene amigas allí. ¿Canadienses? No no, colombianas, rumanas, amiguitas del curso de inglés. Y eso es buena señal. Si ya cuesta cambiar de país, irse a un lugar donde ahora pueden estar a -20 grados de temperatura y tener que aprender un idioma, no tener amigos a mano tiene que ser complicado.

¡Por fin Elenita tiene vida social en Canadá! (Aunque no sea con canadienses, precisamente.)

Es por esto, y por pereza, que Elenita no nos ha puesto al día de sus últimas aventuras, pero ha prometido contarnos cosas estos días. Precisamente este jueves empieza una nueva aventura con el inglés. Visto que ya no aprende mucho en el curso y le cuesta un pastizal, Elenita se ha pasado al aprendizaje callejero. A través de una amiga ha contactado con Paul, un jubilado canadiense, budista y ovolactovegetariano (¡como Elenita! -sólo esto último, eh) que hablará de vez en cuando para ir afinando el inglés de nuestra amiga. Sobre Paul contaremos cosas pronto, porque este hombre tiene historias muy interesantes a sus espaldas, como su conversión religiosa o por qué se hizo vegetariano (por lo visto tiene que ver con... España).

En fin, pronto daremos más detalles sobre Elenita y Paul.

Una noticia regulera, antes de despedirnos. ¿Recordáis la aventuras y desventuras de Elenita y su conexión a internet? Por fin había conseguido una en condiciones que le permitía bajarse cositas de la red sin pagar por descarga (bueno, tiene un límite de 200 gigas, que no está mal). ¡Pues bien, allí van a sacar una ley para cargarse la tarifa plana de adsl!

Pobre Elenita, juer, si es que todo lo internáutico le sale fatal. :(

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