viernes, 29 de octubre de 2010

Mía en el lago Huron

Aquí tenemos a Mía en una reciente visita al lago Huron, uno de los cinco Grandes Lagos. A Mía la vemos pensativa pero se nos hace difícil saber qué pasa por su cabeza. Es una perra inquieta y no suele pararse mucho a pensar. Lo que más le gusta es correr y seguir a las personas a todas partes. En Canadá está como en su casa. De hecho, Mía nació en la Gran Bretaña por lo que estará subconscientemente contentísima de volver estar en tierras de la reina británica.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Elenita: España vs. Canadá (I)

Elenita no lo sabía pero ahora ya lo sabe. Ni siquiera lo temía y ahora lo sufre.

¡¡En Canadá NO HAY SPOTIFY!!

Elenita y los vecinos

Elenita ya tiene internet (¡yujuuuuu!) así es que nos puede contar muchísimas cosas de su nueva vida en Canadá.

Elenita vive en una casa con jardincito rodeada de más casas con jardincito. Es muy típico de allí. Casas con jardincito y perros, muchos perros. Allí todo el mundo tiene perro. Será algo típico canadiense. Como ya supimos, allí la gente saluda mucho. Incluso cuando todavía está a muchos metros y ni te conoce. Es algo raro para alguien español, pero a todo se acostumbra uno, ¿verdad? Cerca de la casa de Elena hay más casas y dentro hay vecinos. Es lo normal. En una de esas casas vive Pat, el Soldado Retirado.

Pat, el Soldado Retirado, ha viajado por todo el mundo, incluso por España, así es que se ha hecho medio amiguito de Elenita y Pablo. Se porta muy bien con ellos. El otro día, mismamente, les dejó una escalera. Esas son las cosas que hacen los vecinos en Canadá.

Como Elenita ya tiene internet se ha comprado un ordenador y el otro día se lo llevaron a casa. Lo malo es que cuando fueron a entregárselo ellos no estaban. Lo bueno, que se lo dejaron a un vecino que vive dos casas más allá, aunque al final resultó que ni el vecino era un vecino corriente ni la casa una casa: el vecino es Jeffrey, el Peluquero Famoso de la tele (de la tele londinense, claro, no es Rupert) y la casa es una peluquería, Shampoo Planet.

Jeffrey, el peluquero famoso.

En momentos así, Elenita se acuerda de su anterior vecino famoso en Madrid...

El vecino famoso de Elenita en Madrid.

lunes, 25 de octubre de 2010

1 mes y contando


Elenita y Pablo cumplen un mes en Canadá. Desde allí les costará soplar la vela pero seguro que celebran igualmente sus primeros 30 días en esta nueva vida americana.

viernes, 22 de octubre de 2010

¡Por fin, buenas noticias!


Elenita y Pablo están a un par de días de cumplir su primer mes en Canadá y, por fin, llegan buenas noticias. Hasta ahora todo parecía demasiado embrollado: el papeleo del curso de inglés que llevó a Elenita a correr desesperadamente por las calles de Londres tras aquel autobús, el proceso infinito para conseguir tener internet en casa, las gestiones para tener televisión por cable, encontrar veterinario para las perras... Todo eran obstáculos que cada día parecían más altos... hasta hoy.

El curso de inglés
Solucionado. Al final no hacía falta tener el status de estudiante para acceder al curso. Tanto lío para nada. Elenita empezará en noviembre su ansiada e intensiva dosis masiva de inglés.

Internet
Aunque todavía no está instalado, la empresa proveedora del servicio ha dicho que el router está en camino, así es que es posible que mañana ya podamos recibir más información, fotografías y quizá hasta vídeos de las primeras semanas de nuestra pareja favorita en Canadá. Entre esas imágenes podremos ver las del hotel de los primeros días, de la casa en la que ya están más que instalados y de su pasado fin de semana, en el que visitaron las Cataratas del Niágara y el lago Huron, que seguro son dignas de ver.

La tele por cable
Para esto hay que pagar... o no. Porque el casero tiene la increíble habilidad de facilitar televisión por cable piratona. Con esto confirmamos que los españoles, que tenemos la fama, no somos los únicos que hacemos lo posible por ahorrarnos unos euros en este tipo de cosas.

Veterinario
Las perras de Elenita, Ako y Mía, ya tienen veterinario. Como ya contamos, Ako es epiléptica y necesita medicación especial. En Canadá es especialmente cara pero la perrita la sigue necesitando así es que ya se han hecho con unas cuantas cajas de pastis recetadas por el nuevo veterinario.

¡Así es que todo empieza a encarrilarse!

miércoles, 20 de octubre de 2010

Elenita a la carrera

Imaginad esta escena: un autobús pasa por delante de vosotros y segundos después, corriendo como si en ello le fuera la vida, veis a Elenita, esprintando como una atleta profesional mientras grita "¡¡Stop, stop, please, stoooop!!"

¡¿Qué le habrá podido pasar a nuestra amiga?! Pues vamos a verlo...

A punto de cumplir su primer mes en Canadá, Elenita sigue intentando matricularse en el curso de inglés. Ya hizo la prueba de nivel pero eso se ve que no es suficiente. Ahora resulta que tiene que cambiar su status canadiense, conseguir su "study permit", para que sea aceptada como alumna. Así es que Elenita se ha ido a una oficina para solicitarlo pero claro, la señora que la ha atendido habla en inglés y al salir de allí el lío en la cabeza de Elenita era mayúsculo ("Te juro que no entendí ni papa", nos confesó Elenita). Saturada de información a medio digerir ha recurrido a Pablo y entre los dos más o menos han salido de dudas... Pero la cosa no podía ser tan sencilla.

Horas después, con nuestra amiga sola en casa y de la nada, ha aparecido en su bolsillo un papel con una dirección. ¿De dónde? Ni idea. ¿Será que es allí donde tiene que hacer esas gestiones? No lo sabe. ¡Qué lío! Entonces Elenita, que todavía no tiene teléfono ni internet, ha salido pitando para la biblioteca a ver si podía hablar con Pablo vía email y solucionar la gran duda. Ha cogido el bus y a ojo ha elegido donde bajarse. Hasta aquí bien pero, ¿por qué correr tras el bus como una desesperada como hemos visto al principio? ¿Qué ha pasado? Pues lo que estáis pensando... que algo se ha dejado olvidado, sí, y no cualquier cosa, ha sido ¡la carpeta con toda la documentación!: billete de vuelta a España, pasaporte... ¡todo! Y el autobús ya se iba calle abajo alejándose de nuestra amiga Elenita.
¿Entonces? ¡Pues a correr! Y nuestra amiga se ha lanzado tras él como una posesa y lo ha alcanzado en un semáforo... pero el malvado conductor no le ha abierto la puerta... y ella no sabía cuál era la siguiente parada. ¿Qué hacer? Ha esperado hasta verlo girar en una calle y hacía allí se la lanzado (¡corre Elenita corre!), con la lengua fuera y pensando en que su vida estaba en esa carpeta. Pero no todo podía ser todo malo ni esta historia podía tener un final triste: por fin, tras mucho correr, Elenita ha alcanzado al autobús en la siguiente parada, la puerta se ha abierto y un chico sonriente le ha devuelto la carpeta.

Puff.

Lo que no le pase a Elenita...

(¿Y el curso de inglés? Dejemos primero que nuestra amiga tome aire y ya veremos qué pasa con el curso.)

lunes, 18 de octubre de 2010

¿Dónde está Elenita?

Sí, ya, todos sabemos que Elenita está en Canadá, pero ¿DÓNDE?

Elenita está en Londres, London para los angloparlantes. (¿¡Pero eso no está en...!?) Sí, pero esta es otra Londres, una canadiense, situada en la provincia de Ontario, a medio camino entre Toronto y la ciudad estadounidense de Detroit (y del pueblo de Michael Moore, Flint). Además, está rodeada por tres de los Grandes Lagos: el Eire al sur, el Huron al norte y el Ontario algo más al este, causa principal de que haga calorcito en verano y una rasca helada mortal en invierno.
Londres, conocida como La Ciudad Bosque, tiene un tamaño considerable. Se estima que tiene casi medio millón de habitantes, que no es moco de pavo. Además, casi toda la población vive en casas con jardincito, así se que la densidad es bastante baja. Tiene un río, el Thames (el nombre no es casual, claro), muchísimos parques (Victoria Park y Hyde Park entre ellos, claro) y un mercado llamado, ejem, Convent Garden.




Allí viven sobre todo de la industria del motor (la General Motors), de las empresas de seguros y de desarrollo tecnológico. Tienen un porrón de festivales musicales, que son uno de sus mayores atractivos turísticos. En lo educativo son conocidos el Fanshawe College y la Universidad de Western Ontario. Los londinenses son de béisbol y hockey, sobre todo.

Por lo visto hay mucha gente de habla hispana y portuguesa, así es que Elenita no tendrá que olvidarse de su idioma materno aunque seguro que se le acaba pegando el acentillo inglés.

Como curiosidad final made in wikipedia, la ciudad de Londres está hermanada con Nanjing, China (a saber por qué...).

sábado, 16 de octubre de 2010

Elenita y la comida canadiense


Elenita tiene buen comer. Eso sí, pertenece a un reducido grupo de vegetarianos muy raros de ver: es ovolactomejilloberberéchicovegetariana. Quizá en Canadá encuentre a otros como ella, aunque está difícil la cosa.

Al empezar a vivir en su nuevo país, Elenita ha visto cosas que no le gustan nada nada nada. Lo primero, es que las tiendas están lejos de su casa, y no tiene coche. Si quiere hacer compra tienen que andar media hora y repetir el camino a la vuelta cargada de bolsas. Vale, tampoco es tan grave. Por ahora, porque cuando llegue el invierno y la calle esté cubierta por un metro de nieve, ir a por víveres será una misión casi imposible.
En Canadá no hay leche uperisada, o sea que, cuando compras leche, sólo puedes comprar dos o tres bricks, porque se caduca pronto. Sumado esto a que el agua del grifo no se bebe y hay que comprar botellas, Elenita muy pronto tendrá unos brazos como los de Hulka, de tanto ir a la compra.
En cuanto al queso... transcribo fielmente las palabras de Elenita: "El queso es una mierda! Venden todo como en tacos alargados, con forma de ladrillo aplastado, solo tienen mozarella y gouda, plasticosos y cuestan una pasta!!!; no hay queso rallado, no hay nada!!!!, el otro día conseguimos encontrar un trozo de parmesano para rallar en casa, un trozo pequeñoo que nos costó 12 dólares y no sabe a nada, eso no es parmesano, por dios!!!"

Y la pasta, según la definición elenística, "parecen mocos gigantes", los macarrones "pierden la forma al cocerlos"... Un infierno, sobre todo para alguien que, como Elenita, se alimenta básicamente de pasta y queso.

Allí, dice Elenita, todo sabe diferente, hasta las marcas conocidas. Suponemos que el choque cultural y gastronómico será cosa de unas pocas semanas y que pronto la veremos disfrutando de la rica y variada cocina canadiense (?)

viernes, 15 de octubre de 2010

Elenita quiere aprender inglés


Elenita algo sabe de inglés, pero poco, y claro, por lo visto si quieres vivir en Canadá (en la parte anglófona) necesitas desenvolverte bien en esa lengua infernal.

Elenita estudió algo por su cuenta antes de cruzar el charco pero sabe que necesita hablarlo y entenderlo mejor porque allí todo todo todo el mundo lo habla perfectamente, como si lo dominaran desde niños (?)

Como nuestra amiga acaba de llegar al país, apenas tiene posibilidad de hacer algún curso gratuito, que le vendría bien, porque allí todo es muy muy muy caro y no está la cosa como para ir malgastando. Pero el inglés es necesario, así es que el otro día hizo un test de nivel (50 dólares) en una academia y el mes que viene empezará un curso intensivo de 7 semanas (1.200 dólares). Y el test no estuvo nada mal: sobre 8 (allí puntúan así, son raretes) sacó un 4 en escribir y hablar, un 5 en escuchar y un 7 en leer. (¡Muy bien!) Lo importante, y la propia Elenita nos lo dice, es que no tiene vergüenza al hablar, y eso es un punto muy importante a su favor, ¿verdad?

Seguro que pronto tenemos a Elenita hablando por los codos en la lengua de Shakespeare.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Elenita y los canadienses


Elenita ya casi tiene internet en casa. Mientras tanto, ha encontrado una biblioteca en la que no ha tenido problema para inscribirse y desde allí puede contarnos sus aventuras.

Elenita ha entrado en contacto con los canadienses. No son alienígenas pero casi. Sonríen, son educadísimos... tanto, que al principio Elenita pensó que su nueva vida estaba siendo grabada con cámara oculta, como en el Show de Truman. ¿Por qué son tan amables? Todos me saludan, sonríen de oreja a oreja y me tratan como una reina, pensó Elenita en un principio. Los camareros en los restaurantes, las cajeras en las tiendas, la gente por la calle... todos saludan, dan los buenos días, te desean lo mejor y siguen como si nada. Muy raro todo.

El otro día se cruzó con alguien que iba en bicicleta. Ella se paró para dejarlo pasar y él, sorprendentemente, se detuvo y le pidió a ella que pasara y le agradeció el haberle cedido el paso. ¿Qué les pasa a estos canadienses? Hasta los coches se empiezan parar antes cuando ven que vas a cruzar un paso de peatones (en lugar de acelerar, como se hace en España). No, definitivamente estos canadienses no son normales... ¿o seremos los españoles los raros?

viernes, 8 de octubre de 2010

Elenita no tiene internet


Elenita y Pablo llevan 14 días en Canadá.

Elenita está en Canadá, pero ahora anda perdida. Un día de estos contaremos su llegada, los días en el hotel y la búsqueda de casa. Ella misma nos contaría sus aventuras si pudiera pero... es que ¡Elenita no tiene internet! Pensaréis que eso no tiene que ser algo difícil de solucionar. En España sólo hay que llamar a un número de teléfono y a las dos semanas, si hay suerte, un señor viene a tu casa y te instala el teléfono, el router y ya está. En Canadá se ve que no es tan sencillo.

Elenita y Pablo han llamado a la empresa que da el servicio de internet en su ciudad y todo son pegas. Todo sería más fácil si no fueran inmigrantes recién llegados, porque no pueden dar una dirección canadiense anterior a la actual (porque no vivían allí antes) ni facilitar el número de una tarjeta de crédito de un banco local (porque no la tienen todavía). ¿Y cuál es la opción? Darles 250 dólares de fianza. ¡Sí hombre!, ha pensado Elenita. ¡Sí hombre!, ha pensado Pablo. Y así están.

domingo, 3 de octubre de 2010

El Plan: muchos cabos que atar


Elenita cumple hoy su décimo día en Canadá. Pero para llegar a este día nuestra amiga ha pasado por muuuchas aventuras. Echemos un vistazo atrás...

Cuando Elenita y Pablo decidieron que Canadá sería próximo destino la mente de nuestra amiga empezó a funcionar al 200%. ¿Canadá? ¿Y qué hago yo allí? Ella trabajaba de enfermera, vivía en un piso alquilado en Madrid, tenía dos perras y poquísima idea de inglés. ¿Canadá? Sí, Canadá.

Entonces Elenita se puso en marcha. Qué hacer para ir a Canadá: puf, un lío. Pablo iría con trabajo pero ella no. Entraría de turista y, claro, tendría que volverse a los pocos meses. Y qué hacer con el piso en el que llevaba viviendo tantos años. Y dejar su trabajo para hacer qué en Canadá. Estresante.

Cuando supieron que definitivamente se irían en septiembre, Elenita se buscó un curso de profesora de español para extranjeros. Así podría trabajar allí de algo mientras mejoraba el idioma. Jamás había pensado que pudiera ser profesora. Y ahora no era una idea tan loca. Qué vueltas que da la vida. También se puso a estudiar inglés, claro, pero sabía que aprendería mucho más cuando estuviera en el nuevo continente.

¿Y las perritas? También tendrían que viajar en avión, claro, pero eso tampoco era algo sencillo. Ako tiene ya 11 años y es epiléptica. Está viejita. ¿Aguantaría un viaje tan largo? Y Mía es casi un cachorro y más nerviosa que la propia Elenita. Demasiados cabos que atar. Pues habrá que atarlos.