domingo, 28 de noviembre de 2010

Elenita tiene frío



Elenita sabía que en Canadá iba a hacer mucho frío. Por eso se compró un abrigo de los de las pelis, con capucha peluda, al estilo de Kenny, el South Park anaranjado que siempre acaba muerto, y unas botas capaces de proteger sus pies de muchos grados bajo cero. Tenía que estar bien preparada para el invierno.

Pero el invierno no ha llegado y Elenita ya tiene frío. Va a todas partes cubierta por todas partes menos por los ojos (porque hay que ver por donde se pisa, que si no...), como una señora con burka siberiano, pero el frío se cuela por todas partes. Ponerse unos vaqueros es un suplicio. De tan fríos y húmedos que están Elenita llega a dudar si se ha hecho pis encima. Pero no es eso, qué va. Es el frío. La próxima vez que salga debería ponerse unos calzones, le digo, de esos que llegan a los tobillos y que tanto calorcito dan, aunque no es seguro que sean suficientes.

Por ahora hace mucho frío, pero cuando llegue el invierno, lo de ahora será pura anécdota. En años pasados se han alcanzado los 40 bajo cero, y contra eso poco se puede hacer hacer, salvo quedarse en casa pegada al radiador.

London, Ontario, invierno 2003.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Dos meses y contando


Elenita y Pablo acaban de cumplir su segundo mes en Canadá. Algunas cosas van bien, otras no tanto. Me refiero al frío, que ya está llegando y por las mañanas recibe a nuestros amigos con una fina capa de hielo, cada vez menos fina, cubre su jardín. La sensación térmica ya anda por los 10 grados bajo cero. Hace fresquete.


Elenita se levanta todos los días a las 5 de la mañana, porque es una chica muy aplicada y quiere aprender inglés a muerte. Además, ella es de las que rinden más a esas horas así es que aprovecha el tiempo antes de irse al curso para empollar, que por la tarde la cabeza ya no le funciona a uno igual.


Elenita sigue sin internet. La compañía canadiense que les daba servicio parece que no encuentra la avería así es que es probable que se den de baja y se busquen otro proveedor. Pero no es tan fácil. En Canadá es más común que las compañías de internet te cobren por cantidad de información descargada, y claro, la cosa se pone por las nubes en cuanto a precios, y más para gente como Elenita, que gusta de usar el skype para hablar con la familia y, por qué no decirlo, bajarse alguna serie de la tele. Veremos si consiguen volver a estar conectados al mundo. Sus fans los echan de menos.
Mientras ellos se adaptan a la ciudad y las costumbres canadienses, allí la vida sigue como siempre. Ahora todo anda revolucionado con la final de la liga de fútbol canadiense, la Grey Cup, que se juega mañana en Edmonton, Alberta. Para los españoles, que andamos la mayoría alejados de esos deportes, nos puede parecer que ese deporte y el fútbol americano son lo mismo. Pues no. Aunque comparten origen, tienen algunas diferencias importantes. Por ejemplo, los yanquis juegan 11 contra 11 y los canadienses 12 contra 12, y bueno... ejem... En fin, que sí que son parecidos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Una serie de catastróficas desdichas




Como todo el mundo sabe, cuando algo malo pasa puede ser que se abra el camino a otros sucesos igualmente negativos. En Canadá, por muy raro que parezca, las desgracias tampoco vienen solas. Y vienen muy acompañadas sin se te cruza un viernes negro...

Todo empezó el viernes pasado, el aciago viernes 19 de noviembre. La primera desdicha en llegar a la casa de nuestra amiga Elenita fue la caída de internet. La conexión simplemente dejó de funcionar. Al momento, llamaron al servicio técnico que llegó a la conclusión de que, efectivamente, no había conexión... pero no sabían por qué. ¿Pero cómo es posible? Conclusión de Elenita: en Canadá también pueden ser unos chapuceros. Y ahora nuestra amiga no puede comunicarse a diario con sus amigos y familia, ni puede usar la red para sus clases de inglés. (¿Será que le han cortado la conexión por descargar pelis? Hum, habrá que esperar para saberlo.) ¡Pero esto sólo es el principio!




El mismo viernes que se fue internet, maldito viernes, la tele dejó de funcionar. Era un mamotreto que les había dejado el casero y, quizá compinchada con la conexión a internet, decidió que su vida útil había terminado. Ahora habrá que comprar una..., ¡otro gasto extra para Elenita y Pablo!




Sin internet ni tele, el fin de semana se presentaba realmente oscuro y nada multimedia. Pero justo cuando todo parecía que no podía ir a peor... el desagüe de la casa se atascó y en pocos minutos el sótano quedó inundado. Durante dos horas, Elenita corrió de un lado para otro, fregando hasta conseguir sacar el agua sucia. Hasta que al día siguiente, cuando el fontanero no arregló el desastre, no pudieron usar el agua corriente. ¿¡Pero quién le ha echado mal de ojo a Elenita!?

A pesar de quedarse sin internet, ni tele y y haber sufrido el percance acuático, Elenita y Pablo no se rindieron: pensaron en irse el fin de semana a Toronto, a desconectar, ella de su inglés, él de su trabajo... Ese era el plan, claro, pero no hay tres sin cuatro... La empresa de alquiler de coches decidió que no le valía con la Visa que hasta ese momento les había servido para alquilar un coche. Ahora les pedían una tarjeta de crédito de un banco canadiense, algo que todavía no les han concedido porque necesitan más antigüedad como clientes. ¿Cómo? ¿Qué?


¡Maldito viernes!


O sea que, sin internet, sin tele, con el sótano recuperándose de la inundación y sin coche para irse de finde a Toronto, Elenita y Pablo se dispusieron a pasar un fin de semana de obligado internamiento monástico cruzando los dedos para que no aumentara su particular serie de catastróficas desdichas.


domingo, 14 de noviembre de 2010

El lago Hurón y el Niágara

Algo que Elenita y Pablo tienen muy a mano es la naturaleza, pura y dura. Rodeados por los Grandes Lagos y cerca del Niágara y sus cataratas, nuestros amigos pueden disfrutar de unos paisajes envidiables.


Al poco de llegar a Canadá, decidieron pasar un par de días recorriendo la zona. Acudieron a las Cataratas del Niágara, que desde el lado canadiense ofrecen su mejor cara.


El lago Hurón también resultó ser espectacular. Recibe el agua de sus vecinos los lagos Superior y Míchigan y se la da al Eire. Algo más de la mitad del lago pertenece a Canadá. El resto es de los USA.


Tiene algo más de 300 kilómetros de largo y casi 300 en su parte más ancha. El lago tiene muchas islas. Una de ellas es la isla más grande el mundo dentro de un lago de agua dulce y en ella viven más de 10.000 personas.


Elenita espera hacer más viajes. Pronto visitará San Francisco, en el país vecino, bastante lejos de su London, y seguro que allí vive muchas aventuras.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El 'Remembrance Day'


Elenita ha vivido hoy una de las tradiciones típicas de los países de la Commonwealth: el Remembrance Day o Poppy Day. Durante toda la semana los vecinos de nuestra amiga han llevado en la solapa el poppy, o sea, la flor roja que se ve más arriba. En este día se homenajea a los caídos en las guerras, en general, y más concretamente en la Primera Guerra Mundial.

El día elegido para la celebración tiene su historia (su Historia), porque a las 11 horas de la mañana del día 11 del mes 11 de 1918 fue cuando se firmó el armisticio que significó el fin de la Primera Guerra Mundial.

Que los canadienses y demás súbditos de la monarquía inglesa se pongan esta florecilla roja tiene también su explicación: era la flor que nacía a montones en el campo de batalla y cementerios en Flanders (una zona repartida entre Bélgica, Holanda y Francia) donde se enterraron a los caídos durante aquella guerra en esa región. La historia dio lugar a su vez al poema 'In Flander Fields' y de aquí pasó a las solapas de la gente en esta festividad. El poema es obra de un soldado canadiense, John McCrae nacido, casualmente, en Guelph, Ontario, ciudad situada no muy lejos de donde nuestra amiga Elenita tiene su actual residencia, y que participó en la mencionada guerra.

In Flanders fields the poppies blow
Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing,
flyScarce heard amid the guns below.
[...]

Elenita, como el resto de sus compañeros de clase, ha empezado su Remembrance Day cantando el 'O Canadá', el himno nacional de allí, que tiene letra (¡suertudos!), con lo que ya vemos que se está integrando perfectamente en la sociedad canadiense. El momento ha sido emotivo, porque allí más de uno tuvo a familiares en la Segunda Guerra Mundial.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Halloween en Canadá

Como nos prometió Elenita, tenemos unas fotos de su noche canadiense de Halloween. Aunque pensaron que los niños del barrio vendrían en bandada a pedir caramelos, al final las visitas fueron pocas. Parece que dejar su casa sin adornos sirvió para ahuyentar a los vecinos, así es que ahora nuestra amiga tiene caramelos de sobra para todo el año.

Elenita disfrutó del momento. Hizo muchas fotos de los adornos de los vecinos. Vio a mucha gente disfrazada para la ocasión. Incluso recibió algún que otro susto monstruoso. Uno de sus vecinos tuvo cantidad de visitas y es lógico: su casa parecía el museo de los horrores. Aquí vemos una foto de su jardín.



Por supuesto, las calabazas fueron las grandes protagonistas de la noche. La verdad es que estos canadienses se lo curran bastante, ¿verdad?



domingo, 7 de noviembre de 2010

La tele de allí

Elenita cuando puede ve la tele. Así aprende también inglés, claro, y se entera de lo que pasa en el mundo. Para ser una ciudad no demasiado grande, London tiene buenos canales locales de televisión. Como está tan cerca de los Estados Unidos también ven canales yanquis y a veces uno no sabe de dónde es el canal que está viendo. Cosas que pasan. Elenita ya tiene un anuncio favorito en Canadá. Será que lo ponen mucho.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Elenita va al cole



Después de la experiencia de Halloween, de la que tendremos fotos dentro de poco, Elenita se dispuso a empezar el mes acudiendo a su esperado curso de inglés. La noche no fue buena. Elenita estaba algo nerviosa y le costó dormir. Encima tenía que madrugar, prepararse, andar unos veinte minutos para llegar al cole... pero, que nadie lo dude, ¡nuestra amiga llegó la primera!

Elenita tenía sus temores. A los extranjeros que están allí como refugiados o como residentes el curso no les cuesta nada, así es que esperaba que aquello estuviera lleno de gente y que se avanzara poco en las clases. Y claro, si encima de pagar por las clases, estas resultaban poco productivas, la frustración sería doble para nuestra amiga. Pero esos temores desaparecieron en cuanto entró en su aula. Resulta que en las clases no hay más de quince personas, los profes son geniales y Elenita no para de aprender. Además, se ha encontrado allí con algo que a todo emigrante le hace falta: otros emigrantes. Ser de fuera en tierra extraña une y seguro que allí Elenita hace muchos amigos.


En las clases hay gente de todos lados: colombianos, venezolanos, salvadoreños, polacos, rumanos, ghaneses... incluso un taiwanés muy majo. Elenita es la única española y eso la convierte en algo protagonista en las clases. Todos los sudamericanos quieren hablar con Elenita... y ella están encantada. Después de su primer mes en Canadá, sin internet y sin gente con la que hablar, empezar el curso ha hecho que su día a día cambie por completo.

Ahora tiene por delante más de un mes de clase para aprender bien inglés. Seis intensas horas al día para leer, escribir y, sobre todo, hablar, que es lo que más hacen.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Elenita: España vs. Canadá (II)


Elenita se sigue encontrando con diferencias en su nuevo país. Spain is different y Canadá no iba a ser menos. En esta foto que nos manda, vemos el cartel Adopt a Highway. Literalmente significa "Adopta una autopista". ¡Qué tontería!, pensó nuestra amiga, pero ante la duda decidió preguntar a los canadienses y ellos, que son muy majos, le confirmaron que sí, que eso es lo que significa, que adopte una autopista... ¿Qué? Sí, que estos canadienses están locos. Por lo visto allí uno puede adoptar una carretera, una calle, un parque, dedicárselo a un ser querido, poniendo dinero para el mantenimiento del objeto adoptado, donación que además desgrava impuestos.

¿Podría algo así hacerse en España? Elenita duda de que algo así funcionara en nuestro país, aunque si desgravara, podría ser interesante. En otros lugares se hace. Por ejemplo, se puede adoptar una hectárea de terreno para protegerlo en El Salvador o se ha propuesto adoptar parques en Méjico.

martes, 2 de noviembre de 2010

Elenita en Halloween



Si en España empezamos un mes antes a prepararnos para Navidad, en Canadá hacen lo propio para Halloween. Nada más llegar a su nuevo destino, hace un mes, Elenita se dio cuenta de que su vecino ya estaba empezando a adornar su casa para la fiesta del 31 de octubre. Casi cada día añadía algo nuevo a su jardín: una calabaza, una lápida clavada en el césped, esqueletos temblorosos pegados a la valla... Todo un espectáculo digno de la fecha que se acercaba.

Cuando octubre se acercaba a su final y la noche de Halloween estaba al caer, Elenita se encontró con que cada casa de cada de vecino de su calle estaba perfectamente adornada. Todas las casas menos la suya, claro. Según supo, hordas de niños disfrazados llegarían a su casa, pelada de adornos, a aporrear la puerta (no hay timbre) y pedir caramelos y demás drogas blandas infantiles. Y ella tenía que estar preparada. Como no quería ser la extranjera odiosa del barrio, y aunque se negó a adornar la casa (quizá así se acercarían menos niños), nuestra amiga se preparó para la noche de estrés infantil, se hizo con una bolsa enorme de caramelos que allí se venden por toneladas y esperó paciente y temerosamente la llegada de los primeros niños canadienses.