sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad y 3 meses canadienseando

Elenita y Pablo acaban de cumplir tres meses en Canadá. Han pasado muuuuchas cosas en estos tres meses desde su accidentada llegada (que algún día Elenita, cuando supere el trauma, nos contará con detalle). Esta también ha sido su primera Navidad canadiense. Para los que nos quedamos en la península, parece que ha pasado un siglo desde que se marcharon y realmente ha sido poco tiempo. 3 meses, 90 días... no es nada y es mucho.

Elenita tenía muchos planes para estos días. Después de mucho hablar, algunos de ellos siguen adelante y nuestra amiguita pasará el fin de año en Montreal, que también es Canadá pero es otra cosa... ya sabéis que allí te puede pasar que cambies de estado y te encuentres con que la gente ha dejado de hablar en inglés para dirigirse a ti en francés. Es un lío. El curso de inglés de Elenita es genial pero si te vas a Montreal no sirve de mucho... Por eso desde este su blog le recomendamos este Curso Intensivo de Francés que seguro le va a ser muy útil.

Para que Elenita y Pablo no se olviden de sus orígenes, aquí les dejamos algo que seguro van a agredecer...

martes, 14 de diciembre de 2010

De rebalones y perras con botas


Como vimos en la última entrada, Elenita vive en un lugar frío, muy frío. Allí las temperaturas máximas en estos días (las máximas, repito) están bajo cero y la sensación térmica baja hasta los -20º.

O sea, que hace frío frío frío. Frío del de verdad.

Ya vimos a Elenita con su abrigo y sus superbotas. Si no fuera por ellas no podría salir a la calle. Ahora se pasa las horas quitando nieve y hielo de su entrada. Si hay nieve, no puede salir. Y si hay hielo... puede salir pero también puede ahostiarse, cosa que tiene su peligro. Igual que en Madrid uno se bautiza comiéndose un bocata de calamares, en London, Canadá el rito pasa por pegarse una hostia al resbalarse con el hielo del suelo. Y si hay moratón, mejor que mejor. ¿Tiene su gracia, verdad? Pues a Elenita no le hace ninguna, porque el talegazo que se pegó el otro día fue de campeonato, de los que en los programas de zapping pondrían a cámara lenta mientras el comentarista hace chistes malos sobre lo mal que lo estará pasando la pobre chavala de la pantalla... En fin, Elenita, que es humana, sufrió lo suyo pero no hay nada que no se cure con unas horas sacando nieve a palazos de la puerta de tu casa, ¿verdad?



Otro de los efectos negativos de la nieve lo sufren Ako y Mía, las perras de Elenita. Con el suelo nevado salir a la calle se hace complicado. Sus patas no soportan el frío, así es que hay que ponerles botas. Ako, la pobre, lo lleva fatal. Tendrá que hacer un cursillo intensivo en casa antes de salir a la calle con ellas si no quiere acabar en el suelo cada dos por tres. A Mía, que tiene patas grandes, han tenido que encargarle unas de talla grande. Seguro que se adapta más rápido. Todo sea por salir a la nieve, que le encanta. Lo que no les gusta tanto es el ruido que hacen las máquinas quitanieve, que pasan a horas intempestivas y dejan a las perritas temblando de miedo y a Elenita criando ojeras.

En cuanto Elenita recupere la conexión a internet (¿será pronto? A saber...) tendremos fotos de las perritas vestidas para el invierno canadiense.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Nevada brutal

Elenita ha conocido de un día para otro lo que es vivir el invierno (que todavía no ha llegado oficialmente) en su London canadiense. En dos días, se ha batido el récord de los últimos treinta años en la ciudad y ha caído una manta de nieve que ha paralizado todo lo paralizable. Tanto, que nuestra amiga Elenita no ha podido ir a sus clases y ha ganado varios kilos de músculo extra quitando nieve para poder salir de casa.

Mientras consigue enviarnos fotos y vídeos hechos por ella misma (sigue sin internet, el técnico de la nueva compañía puede haber sido sepultado bajo un metro de nieve de camino a casa de Elenita, todavía no lo sabemos), youtube, que es mágico, ya tiene el vídeo de un vecino de allí en el que nos enseña los efectos de la nevada.





¡Eso es nevar y lo demás es tontería!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Elenita tiene frío



Elenita sabía que en Canadá iba a hacer mucho frío. Por eso se compró un abrigo de los de las pelis, con capucha peluda, al estilo de Kenny, el South Park anaranjado que siempre acaba muerto, y unas botas capaces de proteger sus pies de muchos grados bajo cero. Tenía que estar bien preparada para el invierno.

Pero el invierno no ha llegado y Elenita ya tiene frío. Va a todas partes cubierta por todas partes menos por los ojos (porque hay que ver por donde se pisa, que si no...), como una señora con burka siberiano, pero el frío se cuela por todas partes. Ponerse unos vaqueros es un suplicio. De tan fríos y húmedos que están Elenita llega a dudar si se ha hecho pis encima. Pero no es eso, qué va. Es el frío. La próxima vez que salga debería ponerse unos calzones, le digo, de esos que llegan a los tobillos y que tanto calorcito dan, aunque no es seguro que sean suficientes.

Por ahora hace mucho frío, pero cuando llegue el invierno, lo de ahora será pura anécdota. En años pasados se han alcanzado los 40 bajo cero, y contra eso poco se puede hacer hacer, salvo quedarse en casa pegada al radiador.

London, Ontario, invierno 2003.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Dos meses y contando


Elenita y Pablo acaban de cumplir su segundo mes en Canadá. Algunas cosas van bien, otras no tanto. Me refiero al frío, que ya está llegando y por las mañanas recibe a nuestros amigos con una fina capa de hielo, cada vez menos fina, cubre su jardín. La sensación térmica ya anda por los 10 grados bajo cero. Hace fresquete.


Elenita se levanta todos los días a las 5 de la mañana, porque es una chica muy aplicada y quiere aprender inglés a muerte. Además, ella es de las que rinden más a esas horas así es que aprovecha el tiempo antes de irse al curso para empollar, que por la tarde la cabeza ya no le funciona a uno igual.


Elenita sigue sin internet. La compañía canadiense que les daba servicio parece que no encuentra la avería así es que es probable que se den de baja y se busquen otro proveedor. Pero no es tan fácil. En Canadá es más común que las compañías de internet te cobren por cantidad de información descargada, y claro, la cosa se pone por las nubes en cuanto a precios, y más para gente como Elenita, que gusta de usar el skype para hablar con la familia y, por qué no decirlo, bajarse alguna serie de la tele. Veremos si consiguen volver a estar conectados al mundo. Sus fans los echan de menos.
Mientras ellos se adaptan a la ciudad y las costumbres canadienses, allí la vida sigue como siempre. Ahora todo anda revolucionado con la final de la liga de fútbol canadiense, la Grey Cup, que se juega mañana en Edmonton, Alberta. Para los españoles, que andamos la mayoría alejados de esos deportes, nos puede parecer que ese deporte y el fútbol americano son lo mismo. Pues no. Aunque comparten origen, tienen algunas diferencias importantes. Por ejemplo, los yanquis juegan 11 contra 11 y los canadienses 12 contra 12, y bueno... ejem... En fin, que sí que son parecidos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Una serie de catastróficas desdichas




Como todo el mundo sabe, cuando algo malo pasa puede ser que se abra el camino a otros sucesos igualmente negativos. En Canadá, por muy raro que parezca, las desgracias tampoco vienen solas. Y vienen muy acompañadas sin se te cruza un viernes negro...

Todo empezó el viernes pasado, el aciago viernes 19 de noviembre. La primera desdicha en llegar a la casa de nuestra amiga Elenita fue la caída de internet. La conexión simplemente dejó de funcionar. Al momento, llamaron al servicio técnico que llegó a la conclusión de que, efectivamente, no había conexión... pero no sabían por qué. ¿Pero cómo es posible? Conclusión de Elenita: en Canadá también pueden ser unos chapuceros. Y ahora nuestra amiga no puede comunicarse a diario con sus amigos y familia, ni puede usar la red para sus clases de inglés. (¿Será que le han cortado la conexión por descargar pelis? Hum, habrá que esperar para saberlo.) ¡Pero esto sólo es el principio!




El mismo viernes que se fue internet, maldito viernes, la tele dejó de funcionar. Era un mamotreto que les había dejado el casero y, quizá compinchada con la conexión a internet, decidió que su vida útil había terminado. Ahora habrá que comprar una..., ¡otro gasto extra para Elenita y Pablo!




Sin internet ni tele, el fin de semana se presentaba realmente oscuro y nada multimedia. Pero justo cuando todo parecía que no podía ir a peor... el desagüe de la casa se atascó y en pocos minutos el sótano quedó inundado. Durante dos horas, Elenita corrió de un lado para otro, fregando hasta conseguir sacar el agua sucia. Hasta que al día siguiente, cuando el fontanero no arregló el desastre, no pudieron usar el agua corriente. ¿¡Pero quién le ha echado mal de ojo a Elenita!?

A pesar de quedarse sin internet, ni tele y y haber sufrido el percance acuático, Elenita y Pablo no se rindieron: pensaron en irse el fin de semana a Toronto, a desconectar, ella de su inglés, él de su trabajo... Ese era el plan, claro, pero no hay tres sin cuatro... La empresa de alquiler de coches decidió que no le valía con la Visa que hasta ese momento les había servido para alquilar un coche. Ahora les pedían una tarjeta de crédito de un banco canadiense, algo que todavía no les han concedido porque necesitan más antigüedad como clientes. ¿Cómo? ¿Qué?


¡Maldito viernes!


O sea que, sin internet, sin tele, con el sótano recuperándose de la inundación y sin coche para irse de finde a Toronto, Elenita y Pablo se dispusieron a pasar un fin de semana de obligado internamiento monástico cruzando los dedos para que no aumentara su particular serie de catastróficas desdichas.


domingo, 14 de noviembre de 2010

El lago Hurón y el Niágara

Algo que Elenita y Pablo tienen muy a mano es la naturaleza, pura y dura. Rodeados por los Grandes Lagos y cerca del Niágara y sus cataratas, nuestros amigos pueden disfrutar de unos paisajes envidiables.


Al poco de llegar a Canadá, decidieron pasar un par de días recorriendo la zona. Acudieron a las Cataratas del Niágara, que desde el lado canadiense ofrecen su mejor cara.


El lago Hurón también resultó ser espectacular. Recibe el agua de sus vecinos los lagos Superior y Míchigan y se la da al Eire. Algo más de la mitad del lago pertenece a Canadá. El resto es de los USA.


Tiene algo más de 300 kilómetros de largo y casi 300 en su parte más ancha. El lago tiene muchas islas. Una de ellas es la isla más grande el mundo dentro de un lago de agua dulce y en ella viven más de 10.000 personas.


Elenita espera hacer más viajes. Pronto visitará San Francisco, en el país vecino, bastante lejos de su London, y seguro que allí vive muchas aventuras.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El 'Remembrance Day'


Elenita ha vivido hoy una de las tradiciones típicas de los países de la Commonwealth: el Remembrance Day o Poppy Day. Durante toda la semana los vecinos de nuestra amiga han llevado en la solapa el poppy, o sea, la flor roja que se ve más arriba. En este día se homenajea a los caídos en las guerras, en general, y más concretamente en la Primera Guerra Mundial.

El día elegido para la celebración tiene su historia (su Historia), porque a las 11 horas de la mañana del día 11 del mes 11 de 1918 fue cuando se firmó el armisticio que significó el fin de la Primera Guerra Mundial.

Que los canadienses y demás súbditos de la monarquía inglesa se pongan esta florecilla roja tiene también su explicación: era la flor que nacía a montones en el campo de batalla y cementerios en Flanders (una zona repartida entre Bélgica, Holanda y Francia) donde se enterraron a los caídos durante aquella guerra en esa región. La historia dio lugar a su vez al poema 'In Flander Fields' y de aquí pasó a las solapas de la gente en esta festividad. El poema es obra de un soldado canadiense, John McCrae nacido, casualmente, en Guelph, Ontario, ciudad situada no muy lejos de donde nuestra amiga Elenita tiene su actual residencia, y que participó en la mencionada guerra.

In Flanders fields the poppies blow
Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing,
flyScarce heard amid the guns below.
[...]

Elenita, como el resto de sus compañeros de clase, ha empezado su Remembrance Day cantando el 'O Canadá', el himno nacional de allí, que tiene letra (¡suertudos!), con lo que ya vemos que se está integrando perfectamente en la sociedad canadiense. El momento ha sido emotivo, porque allí más de uno tuvo a familiares en la Segunda Guerra Mundial.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Halloween en Canadá

Como nos prometió Elenita, tenemos unas fotos de su noche canadiense de Halloween. Aunque pensaron que los niños del barrio vendrían en bandada a pedir caramelos, al final las visitas fueron pocas. Parece que dejar su casa sin adornos sirvió para ahuyentar a los vecinos, así es que ahora nuestra amiga tiene caramelos de sobra para todo el año.

Elenita disfrutó del momento. Hizo muchas fotos de los adornos de los vecinos. Vio a mucha gente disfrazada para la ocasión. Incluso recibió algún que otro susto monstruoso. Uno de sus vecinos tuvo cantidad de visitas y es lógico: su casa parecía el museo de los horrores. Aquí vemos una foto de su jardín.



Por supuesto, las calabazas fueron las grandes protagonistas de la noche. La verdad es que estos canadienses se lo curran bastante, ¿verdad?



domingo, 7 de noviembre de 2010

La tele de allí

Elenita cuando puede ve la tele. Así aprende también inglés, claro, y se entera de lo que pasa en el mundo. Para ser una ciudad no demasiado grande, London tiene buenos canales locales de televisión. Como está tan cerca de los Estados Unidos también ven canales yanquis y a veces uno no sabe de dónde es el canal que está viendo. Cosas que pasan. Elenita ya tiene un anuncio favorito en Canadá. Será que lo ponen mucho.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Elenita va al cole



Después de la experiencia de Halloween, de la que tendremos fotos dentro de poco, Elenita se dispuso a empezar el mes acudiendo a su esperado curso de inglés. La noche no fue buena. Elenita estaba algo nerviosa y le costó dormir. Encima tenía que madrugar, prepararse, andar unos veinte minutos para llegar al cole... pero, que nadie lo dude, ¡nuestra amiga llegó la primera!

Elenita tenía sus temores. A los extranjeros que están allí como refugiados o como residentes el curso no les cuesta nada, así es que esperaba que aquello estuviera lleno de gente y que se avanzara poco en las clases. Y claro, si encima de pagar por las clases, estas resultaban poco productivas, la frustración sería doble para nuestra amiga. Pero esos temores desaparecieron en cuanto entró en su aula. Resulta que en las clases no hay más de quince personas, los profes son geniales y Elenita no para de aprender. Además, se ha encontrado allí con algo que a todo emigrante le hace falta: otros emigrantes. Ser de fuera en tierra extraña une y seguro que allí Elenita hace muchos amigos.


En las clases hay gente de todos lados: colombianos, venezolanos, salvadoreños, polacos, rumanos, ghaneses... incluso un taiwanés muy majo. Elenita es la única española y eso la convierte en algo protagonista en las clases. Todos los sudamericanos quieren hablar con Elenita... y ella están encantada. Después de su primer mes en Canadá, sin internet y sin gente con la que hablar, empezar el curso ha hecho que su día a día cambie por completo.

Ahora tiene por delante más de un mes de clase para aprender bien inglés. Seis intensas horas al día para leer, escribir y, sobre todo, hablar, que es lo que más hacen.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Elenita: España vs. Canadá (II)


Elenita se sigue encontrando con diferencias en su nuevo país. Spain is different y Canadá no iba a ser menos. En esta foto que nos manda, vemos el cartel Adopt a Highway. Literalmente significa "Adopta una autopista". ¡Qué tontería!, pensó nuestra amiga, pero ante la duda decidió preguntar a los canadienses y ellos, que son muy majos, le confirmaron que sí, que eso es lo que significa, que adopte una autopista... ¿Qué? Sí, que estos canadienses están locos. Por lo visto allí uno puede adoptar una carretera, una calle, un parque, dedicárselo a un ser querido, poniendo dinero para el mantenimiento del objeto adoptado, donación que además desgrava impuestos.

¿Podría algo así hacerse en España? Elenita duda de que algo así funcionara en nuestro país, aunque si desgravara, podría ser interesante. En otros lugares se hace. Por ejemplo, se puede adoptar una hectárea de terreno para protegerlo en El Salvador o se ha propuesto adoptar parques en Méjico.

martes, 2 de noviembre de 2010

Elenita en Halloween



Si en España empezamos un mes antes a prepararnos para Navidad, en Canadá hacen lo propio para Halloween. Nada más llegar a su nuevo destino, hace un mes, Elenita se dio cuenta de que su vecino ya estaba empezando a adornar su casa para la fiesta del 31 de octubre. Casi cada día añadía algo nuevo a su jardín: una calabaza, una lápida clavada en el césped, esqueletos temblorosos pegados a la valla... Todo un espectáculo digno de la fecha que se acercaba.

Cuando octubre se acercaba a su final y la noche de Halloween estaba al caer, Elenita se encontró con que cada casa de cada de vecino de su calle estaba perfectamente adornada. Todas las casas menos la suya, claro. Según supo, hordas de niños disfrazados llegarían a su casa, pelada de adornos, a aporrear la puerta (no hay timbre) y pedir caramelos y demás drogas blandas infantiles. Y ella tenía que estar preparada. Como no quería ser la extranjera odiosa del barrio, y aunque se negó a adornar la casa (quizá así se acercarían menos niños), nuestra amiga se preparó para la noche de estrés infantil, se hizo con una bolsa enorme de caramelos que allí se venden por toneladas y esperó paciente y temerosamente la llegada de los primeros niños canadienses.

viernes, 29 de octubre de 2010

Mía en el lago Huron

Aquí tenemos a Mía en una reciente visita al lago Huron, uno de los cinco Grandes Lagos. A Mía la vemos pensativa pero se nos hace difícil saber qué pasa por su cabeza. Es una perra inquieta y no suele pararse mucho a pensar. Lo que más le gusta es correr y seguir a las personas a todas partes. En Canadá está como en su casa. De hecho, Mía nació en la Gran Bretaña por lo que estará subconscientemente contentísima de volver estar en tierras de la reina británica.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Elenita: España vs. Canadá (I)

Elenita no lo sabía pero ahora ya lo sabe. Ni siquiera lo temía y ahora lo sufre.

¡¡En Canadá NO HAY SPOTIFY!!

Elenita y los vecinos

Elenita ya tiene internet (¡yujuuuuu!) así es que nos puede contar muchísimas cosas de su nueva vida en Canadá.

Elenita vive en una casa con jardincito rodeada de más casas con jardincito. Es muy típico de allí. Casas con jardincito y perros, muchos perros. Allí todo el mundo tiene perro. Será algo típico canadiense. Como ya supimos, allí la gente saluda mucho. Incluso cuando todavía está a muchos metros y ni te conoce. Es algo raro para alguien español, pero a todo se acostumbra uno, ¿verdad? Cerca de la casa de Elena hay más casas y dentro hay vecinos. Es lo normal. En una de esas casas vive Pat, el Soldado Retirado.

Pat, el Soldado Retirado, ha viajado por todo el mundo, incluso por España, así es que se ha hecho medio amiguito de Elenita y Pablo. Se porta muy bien con ellos. El otro día, mismamente, les dejó una escalera. Esas son las cosas que hacen los vecinos en Canadá.

Como Elenita ya tiene internet se ha comprado un ordenador y el otro día se lo llevaron a casa. Lo malo es que cuando fueron a entregárselo ellos no estaban. Lo bueno, que se lo dejaron a un vecino que vive dos casas más allá, aunque al final resultó que ni el vecino era un vecino corriente ni la casa una casa: el vecino es Jeffrey, el Peluquero Famoso de la tele (de la tele londinense, claro, no es Rupert) y la casa es una peluquería, Shampoo Planet.

Jeffrey, el peluquero famoso.

En momentos así, Elenita se acuerda de su anterior vecino famoso en Madrid...

El vecino famoso de Elenita en Madrid.

lunes, 25 de octubre de 2010

1 mes y contando


Elenita y Pablo cumplen un mes en Canadá. Desde allí les costará soplar la vela pero seguro que celebran igualmente sus primeros 30 días en esta nueva vida americana.

viernes, 22 de octubre de 2010

¡Por fin, buenas noticias!


Elenita y Pablo están a un par de días de cumplir su primer mes en Canadá y, por fin, llegan buenas noticias. Hasta ahora todo parecía demasiado embrollado: el papeleo del curso de inglés que llevó a Elenita a correr desesperadamente por las calles de Londres tras aquel autobús, el proceso infinito para conseguir tener internet en casa, las gestiones para tener televisión por cable, encontrar veterinario para las perras... Todo eran obstáculos que cada día parecían más altos... hasta hoy.

El curso de inglés
Solucionado. Al final no hacía falta tener el status de estudiante para acceder al curso. Tanto lío para nada. Elenita empezará en noviembre su ansiada e intensiva dosis masiva de inglés.

Internet
Aunque todavía no está instalado, la empresa proveedora del servicio ha dicho que el router está en camino, así es que es posible que mañana ya podamos recibir más información, fotografías y quizá hasta vídeos de las primeras semanas de nuestra pareja favorita en Canadá. Entre esas imágenes podremos ver las del hotel de los primeros días, de la casa en la que ya están más que instalados y de su pasado fin de semana, en el que visitaron las Cataratas del Niágara y el lago Huron, que seguro son dignas de ver.

La tele por cable
Para esto hay que pagar... o no. Porque el casero tiene la increíble habilidad de facilitar televisión por cable piratona. Con esto confirmamos que los españoles, que tenemos la fama, no somos los únicos que hacemos lo posible por ahorrarnos unos euros en este tipo de cosas.

Veterinario
Las perras de Elenita, Ako y Mía, ya tienen veterinario. Como ya contamos, Ako es epiléptica y necesita medicación especial. En Canadá es especialmente cara pero la perrita la sigue necesitando así es que ya se han hecho con unas cuantas cajas de pastis recetadas por el nuevo veterinario.

¡Así es que todo empieza a encarrilarse!

miércoles, 20 de octubre de 2010

Elenita a la carrera

Imaginad esta escena: un autobús pasa por delante de vosotros y segundos después, corriendo como si en ello le fuera la vida, veis a Elenita, esprintando como una atleta profesional mientras grita "¡¡Stop, stop, please, stoooop!!"

¡¿Qué le habrá podido pasar a nuestra amiga?! Pues vamos a verlo...

A punto de cumplir su primer mes en Canadá, Elenita sigue intentando matricularse en el curso de inglés. Ya hizo la prueba de nivel pero eso se ve que no es suficiente. Ahora resulta que tiene que cambiar su status canadiense, conseguir su "study permit", para que sea aceptada como alumna. Así es que Elenita se ha ido a una oficina para solicitarlo pero claro, la señora que la ha atendido habla en inglés y al salir de allí el lío en la cabeza de Elenita era mayúsculo ("Te juro que no entendí ni papa", nos confesó Elenita). Saturada de información a medio digerir ha recurrido a Pablo y entre los dos más o menos han salido de dudas... Pero la cosa no podía ser tan sencilla.

Horas después, con nuestra amiga sola en casa y de la nada, ha aparecido en su bolsillo un papel con una dirección. ¿De dónde? Ni idea. ¿Será que es allí donde tiene que hacer esas gestiones? No lo sabe. ¡Qué lío! Entonces Elenita, que todavía no tiene teléfono ni internet, ha salido pitando para la biblioteca a ver si podía hablar con Pablo vía email y solucionar la gran duda. Ha cogido el bus y a ojo ha elegido donde bajarse. Hasta aquí bien pero, ¿por qué correr tras el bus como una desesperada como hemos visto al principio? ¿Qué ha pasado? Pues lo que estáis pensando... que algo se ha dejado olvidado, sí, y no cualquier cosa, ha sido ¡la carpeta con toda la documentación!: billete de vuelta a España, pasaporte... ¡todo! Y el autobús ya se iba calle abajo alejándose de nuestra amiga Elenita.
¿Entonces? ¡Pues a correr! Y nuestra amiga se ha lanzado tras él como una posesa y lo ha alcanzado en un semáforo... pero el malvado conductor no le ha abierto la puerta... y ella no sabía cuál era la siguiente parada. ¿Qué hacer? Ha esperado hasta verlo girar en una calle y hacía allí se la lanzado (¡corre Elenita corre!), con la lengua fuera y pensando en que su vida estaba en esa carpeta. Pero no todo podía ser todo malo ni esta historia podía tener un final triste: por fin, tras mucho correr, Elenita ha alcanzado al autobús en la siguiente parada, la puerta se ha abierto y un chico sonriente le ha devuelto la carpeta.

Puff.

Lo que no le pase a Elenita...

(¿Y el curso de inglés? Dejemos primero que nuestra amiga tome aire y ya veremos qué pasa con el curso.)

lunes, 18 de octubre de 2010

¿Dónde está Elenita?

Sí, ya, todos sabemos que Elenita está en Canadá, pero ¿DÓNDE?

Elenita está en Londres, London para los angloparlantes. (¿¡Pero eso no está en...!?) Sí, pero esta es otra Londres, una canadiense, situada en la provincia de Ontario, a medio camino entre Toronto y la ciudad estadounidense de Detroit (y del pueblo de Michael Moore, Flint). Además, está rodeada por tres de los Grandes Lagos: el Eire al sur, el Huron al norte y el Ontario algo más al este, causa principal de que haga calorcito en verano y una rasca helada mortal en invierno.
Londres, conocida como La Ciudad Bosque, tiene un tamaño considerable. Se estima que tiene casi medio millón de habitantes, que no es moco de pavo. Además, casi toda la población vive en casas con jardincito, así se que la densidad es bastante baja. Tiene un río, el Thames (el nombre no es casual, claro), muchísimos parques (Victoria Park y Hyde Park entre ellos, claro) y un mercado llamado, ejem, Convent Garden.




Allí viven sobre todo de la industria del motor (la General Motors), de las empresas de seguros y de desarrollo tecnológico. Tienen un porrón de festivales musicales, que son uno de sus mayores atractivos turísticos. En lo educativo son conocidos el Fanshawe College y la Universidad de Western Ontario. Los londinenses son de béisbol y hockey, sobre todo.

Por lo visto hay mucha gente de habla hispana y portuguesa, así es que Elenita no tendrá que olvidarse de su idioma materno aunque seguro que se le acaba pegando el acentillo inglés.

Como curiosidad final made in wikipedia, la ciudad de Londres está hermanada con Nanjing, China (a saber por qué...).

sábado, 16 de octubre de 2010

Elenita y la comida canadiense


Elenita tiene buen comer. Eso sí, pertenece a un reducido grupo de vegetarianos muy raros de ver: es ovolactomejilloberberéchicovegetariana. Quizá en Canadá encuentre a otros como ella, aunque está difícil la cosa.

Al empezar a vivir en su nuevo país, Elenita ha visto cosas que no le gustan nada nada nada. Lo primero, es que las tiendas están lejos de su casa, y no tiene coche. Si quiere hacer compra tienen que andar media hora y repetir el camino a la vuelta cargada de bolsas. Vale, tampoco es tan grave. Por ahora, porque cuando llegue el invierno y la calle esté cubierta por un metro de nieve, ir a por víveres será una misión casi imposible.
En Canadá no hay leche uperisada, o sea que, cuando compras leche, sólo puedes comprar dos o tres bricks, porque se caduca pronto. Sumado esto a que el agua del grifo no se bebe y hay que comprar botellas, Elenita muy pronto tendrá unos brazos como los de Hulka, de tanto ir a la compra.
En cuanto al queso... transcribo fielmente las palabras de Elenita: "El queso es una mierda! Venden todo como en tacos alargados, con forma de ladrillo aplastado, solo tienen mozarella y gouda, plasticosos y cuestan una pasta!!!; no hay queso rallado, no hay nada!!!!, el otro día conseguimos encontrar un trozo de parmesano para rallar en casa, un trozo pequeñoo que nos costó 12 dólares y no sabe a nada, eso no es parmesano, por dios!!!"

Y la pasta, según la definición elenística, "parecen mocos gigantes", los macarrones "pierden la forma al cocerlos"... Un infierno, sobre todo para alguien que, como Elenita, se alimenta básicamente de pasta y queso.

Allí, dice Elenita, todo sabe diferente, hasta las marcas conocidas. Suponemos que el choque cultural y gastronómico será cosa de unas pocas semanas y que pronto la veremos disfrutando de la rica y variada cocina canadiense (?)

viernes, 15 de octubre de 2010

Elenita quiere aprender inglés


Elenita algo sabe de inglés, pero poco, y claro, por lo visto si quieres vivir en Canadá (en la parte anglófona) necesitas desenvolverte bien en esa lengua infernal.

Elenita estudió algo por su cuenta antes de cruzar el charco pero sabe que necesita hablarlo y entenderlo mejor porque allí todo todo todo el mundo lo habla perfectamente, como si lo dominaran desde niños (?)

Como nuestra amiga acaba de llegar al país, apenas tiene posibilidad de hacer algún curso gratuito, que le vendría bien, porque allí todo es muy muy muy caro y no está la cosa como para ir malgastando. Pero el inglés es necesario, así es que el otro día hizo un test de nivel (50 dólares) en una academia y el mes que viene empezará un curso intensivo de 7 semanas (1.200 dólares). Y el test no estuvo nada mal: sobre 8 (allí puntúan así, son raretes) sacó un 4 en escribir y hablar, un 5 en escuchar y un 7 en leer. (¡Muy bien!) Lo importante, y la propia Elenita nos lo dice, es que no tiene vergüenza al hablar, y eso es un punto muy importante a su favor, ¿verdad?

Seguro que pronto tenemos a Elenita hablando por los codos en la lengua de Shakespeare.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Elenita y los canadienses


Elenita ya casi tiene internet en casa. Mientras tanto, ha encontrado una biblioteca en la que no ha tenido problema para inscribirse y desde allí puede contarnos sus aventuras.

Elenita ha entrado en contacto con los canadienses. No son alienígenas pero casi. Sonríen, son educadísimos... tanto, que al principio Elenita pensó que su nueva vida estaba siendo grabada con cámara oculta, como en el Show de Truman. ¿Por qué son tan amables? Todos me saludan, sonríen de oreja a oreja y me tratan como una reina, pensó Elenita en un principio. Los camareros en los restaurantes, las cajeras en las tiendas, la gente por la calle... todos saludan, dan los buenos días, te desean lo mejor y siguen como si nada. Muy raro todo.

El otro día se cruzó con alguien que iba en bicicleta. Ella se paró para dejarlo pasar y él, sorprendentemente, se detuvo y le pidió a ella que pasara y le agradeció el haberle cedido el paso. ¿Qué les pasa a estos canadienses? Hasta los coches se empiezan parar antes cuando ven que vas a cruzar un paso de peatones (en lugar de acelerar, como se hace en España). No, definitivamente estos canadienses no son normales... ¿o seremos los españoles los raros?

viernes, 8 de octubre de 2010

Elenita no tiene internet


Elenita y Pablo llevan 14 días en Canadá.

Elenita está en Canadá, pero ahora anda perdida. Un día de estos contaremos su llegada, los días en el hotel y la búsqueda de casa. Ella misma nos contaría sus aventuras si pudiera pero... es que ¡Elenita no tiene internet! Pensaréis que eso no tiene que ser algo difícil de solucionar. En España sólo hay que llamar a un número de teléfono y a las dos semanas, si hay suerte, un señor viene a tu casa y te instala el teléfono, el router y ya está. En Canadá se ve que no es tan sencillo.

Elenita y Pablo han llamado a la empresa que da el servicio de internet en su ciudad y todo son pegas. Todo sería más fácil si no fueran inmigrantes recién llegados, porque no pueden dar una dirección canadiense anterior a la actual (porque no vivían allí antes) ni facilitar el número de una tarjeta de crédito de un banco local (porque no la tienen todavía). ¿Y cuál es la opción? Darles 250 dólares de fianza. ¡Sí hombre!, ha pensado Elenita. ¡Sí hombre!, ha pensado Pablo. Y así están.

domingo, 3 de octubre de 2010

El Plan: muchos cabos que atar


Elenita cumple hoy su décimo día en Canadá. Pero para llegar a este día nuestra amiga ha pasado por muuuchas aventuras. Echemos un vistazo atrás...

Cuando Elenita y Pablo decidieron que Canadá sería próximo destino la mente de nuestra amiga empezó a funcionar al 200%. ¿Canadá? ¿Y qué hago yo allí? Ella trabajaba de enfermera, vivía en un piso alquilado en Madrid, tenía dos perras y poquísima idea de inglés. ¿Canadá? Sí, Canadá.

Entonces Elenita se puso en marcha. Qué hacer para ir a Canadá: puf, un lío. Pablo iría con trabajo pero ella no. Entraría de turista y, claro, tendría que volverse a los pocos meses. Y qué hacer con el piso en el que llevaba viviendo tantos años. Y dejar su trabajo para hacer qué en Canadá. Estresante.

Cuando supieron que definitivamente se irían en septiembre, Elenita se buscó un curso de profesora de español para extranjeros. Así podría trabajar allí de algo mientras mejoraba el idioma. Jamás había pensado que pudiera ser profesora. Y ahora no era una idea tan loca. Qué vueltas que da la vida. También se puso a estudiar inglés, claro, pero sabía que aprendería mucho más cuando estuviera en el nuevo continente.

¿Y las perritas? También tendrían que viajar en avión, claro, pero eso tampoco era algo sencillo. Ako tiene ya 11 años y es epiléptica. Está viejita. ¿Aguantaría un viaje tan largo? Y Mía es casi un cachorro y más nerviosa que la propia Elenita. Demasiados cabos que atar. Pues habrá que atarlos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Elenita


Elenita es una chica inquieta. Nació en Valdepeñas, estudió en Cuenca y ha vivido muuchos años en Madrid. Claro que en esos años madrileños ha tenido mil veces la tentación de irse, de cambiar de vida. A Granada, a Valencia, al extranjero... Hasta ahora todo han sido ideas que han flotado en su mente pero que han distado mucho de convertirse en realidad. Hasta ahora, claro.

Elenita es enfermera y ahora también sabe cómo enseñar español a extranjeros. Es una chica preparada para todo. Su pareja se llama Pablo y le gustan los volcanes y los terremotos. Por esta vocación geológica han decidido irse a Canadá. De su viaje hablaremos también en este blog-relato.

Elenita empieza una nueva vida en otro país, bien acompañada, y con sus perritas Mía y Ako a su lado. Pronto, muy pronto, sabremos de sus aventuras, de sus cambios, de su gran viaje y de cómo se puede empezar una nueva etapa en un sitio tan tan tan distinto como Canadá.